lunes, 18 de noviembre de 2013

Nate Davis, el extraterrestre‏ (por Víctor López)

Este sábado el viejo Pabellón de La Malata de Ferrol volvió a abrir sus puertas para ver baloncesto, para recordar lo importante que esa ciudad y ese pabellón fueron para este deporte. Hace unos años leí un artículo en El País que se titulaba “Ferrol, la ciudad perdedora”, es posible. Ferrol, de ser la tercera ciudad en población de Galicia ha pasado en 25 años a ser la séptima y sigue sin tocar fondo. Pero como siempre es un buen momento para la nostalgia y la reivindicación de los buenos tiempos mientras escribo esto me pongo la canción de Loquillo “Cuando fuimos los mejores”. Y si, Ferrol fue la mejor ciudad, y el OAR (Clesa) el mejor club, y lo fue gracias al baloncesto, y nosotros fuimos los mejores gracias a ese club, gracias a jugadores de aquí pero también a jugadores de fuera, y lo fuimos gracias a todos ellos, y lo fuimos gracias a Nate Davis.

Nate Davis el extraterrestre, Nate el jugador más cercano al público, Nate al que imitábamos con su suspensión prodigiosa, Nate el único. Cuando era pequeño Davis me parecía un apellido fantástico, me parecía EL APELLIDO, todos queríamos tener ese apellido y pensaba que en EEUU Davis era como aquí López, Pérez o Rodríguez. Nate lo tenía todo, el apellido yankee, raza negra, alero tirador, brincador, matador, anotador (si, no defendía nada, pero a quién le importaba eso…..).

Nate llegó a España de la mano del Akatuak sustituyendo a otro volador, otro fuera de serie como “helicóptero” Essie Hollis en el año 1979. Luego al Miñón Valladolid hasta 1982 (haciendo pareja-espectáculo con Carmelo Cabrera, por circunstancias de la vida yo iba con mis padres a Valladolid todos los años y lo vi jugar en aquel pequeño pabellón del Pisuerga) para recalar la temporada siguiente en el Obradoiro de Santiago. Y yo me preguntaba qué hacía en ese equipo, por qué no estaba en el nuestro, hasta que en la temporada 1983-84 llegó a Ferrol, y nos enamoramos de Nate. Pero antes de eso fue drafteado por Chicago Bulls, si, pudo llegar a ser compañero de Jordan, si, me lo imagino y me muero de emoción, Jordan y Davis juntos, un sueño,

Domingos a las 12 horas, Pabellón de Punta Arnela primero y La Malata después, Nate saltando, Nate ganando (qué duelos con Russel del Estudiantes, esos partidos eran como un dos para dos, Pinone canasta, Bill Collins canasta, Russel mate, Davis otro más potente, espectáculo). Pipas en el pabellón, fanta de naranja (ahora en el Príncipe Felipe y 30 años después sigo con el ritual de mis pipas y de mi fanta), familia, amigos, primeras miradas a las chicas, orgullo de equipo, de ciudad ganadora, de Nate.

La memoria me falla, no recuerdo bien el contrincante, pero en mis sueños de baloncesto siempre aparece aquella imagen de Nate, seguramente lo he idealizado con el paso del tiempo, seguramente no fue del todo así, seguramente mezclo imágenes de varios partidos, me da igual, quiero recordarlo de esta forma: Jugábamos la Copa Korac contra un equipo francés, o belga, no recuerdo bien repito, eran las eliminatorias directas, habíamos perdido por 5 en la ida, había que remontar. El partido de miércoles llenó La Malata. Partido igualado, quedaban pocos segundos y ganábamos de 4, Nate cogió rebote defensivo, quedan 5 segundos, sube la pista botando, el público se levanta, grita, corre Nate corre, y, de repente, cuando todos pensábamos que penetraría, se para en la línea de 3, se levanta….. no Nate no!!!!!, no tires de tres que llegaba con una de dos, falla!!!!!!

Medio segundo de desilusión……. hasta que de pronto, volando por encima de sus defensores, emergiendo de entre los mortales, Nate aparece, llega al rechace de su propio tiro y en el aire anota la canasta, ganamos de 6, clasificados, Nate gana, OAR-Clesa gana, Ferrol gana.

El sábado yo estaba a más de 800 kilómetros del homenaje a Nate y seguí por Twitter a amigos en el pabellón, vi fotos de gente con Nate, yo no tengo ni una foto con Nate, era tan cercano que siempre decía, ya me haré una…..pájaro en mano….. Un día Nate se rompió la clavícula y estuvo de baja mucho tiempo, compartía vestuario con un recién llegado, otro saltador, otra leyenda para Ferrol, Anicet Lavodrama, y Nate no volvió, a Rey muerto Rey puesto dicen. Pero para todos los aficionados ferrolanos que recordamos aquella época de nuestra ciudad, siempre, repito, siempre Nate Davis será el más grande. Y mientras espero un par de semanas a que se emita el programa de Informe Robinson dedicado al homenaje a Davis no pararé de escuchar “Cuando fuimos los mejores”, porque lo fuimos si, porque lo somos. 

martes, 12 de noviembre de 2013

Los cuatro días (por Octavio Gómez Milián)

de Dunkerke.

En Francia han paralizado el baloncesto. Una vez más, rebanaron a su aristocracia y encumbraron a emperadores caducos de ojos bizcos. No había más que Pau-Orthez y Limoges. Después, en un lustro, el Cholet. Dimos y recibimos. Rigaudeu, como un Bodiroga de primera hornada, base-escolta, todo en uno, besando el suelo por el que pasábamos. Pau y Orthez, dos ciudades y el Limoges de Malkovic, jugando a cincuenta, como Pesquera. Cincuenta lágrimas por cada ojo las que soltó Zdoc el día que la sangre llegaba a los Balcanes y no lo permitieron celebrar con sus compañeros la victoria de Yugoslavia.

Los eslovenos tuvieron suerte y escaparon de la masacre. Pero Zdoc lloró y perdió su oro. El oro de Zdoc. Y luego llegó Jim Bilba, que no llegaba a los dos metros. Y ganaron la Euroliga. El Pau-Orthez, el Limoges...el Cholet. A veces el Racing de Paris.

Pero han llegado hasta la Bastilla: Nanterre, Estrasburgo y Gravelines.
Nombres sin historia.
Napoleones, transitorios, gallos, gallitos.
Batum, te estoy vigilando.

Esta noche es decisiva.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Amor (II parte)

Amo  las muñequeras de Michael Cooper y sus calcetines largos, larguísimos. Las medias blancas de Tillmon, que jugó en León, muy subidos, hasta la rodilla. Amo la camiseta blanca interior de Norris y la camiseta blanca interior de Waiters y las muñequeras de MacDoo en los Buffalo Braves y sus patillas y las muñequeras de Orlando Wooldrige y el doble cero y el doble cero de Robert Parish y las muñequeras de Robert Parish. 
Amo la espalda de Larry Bird, destrozada, machacada. Amo a Gene Hackman diciendo: esto es Indiana. Amo a Clarence Kea con dos metros justos jugando en Orense y antes en la Roma. 
Y los mil rebotes de Clarence Kea, los amo también. 

Roma o las muñequeras de Michael Cooper por Octavio Gómez

¿Os acordáis de Roma? No recuerdo la final de la Copa de Europa, pero recuerdo que el patrocinador era el Banco di Roma. Larry Wright se llamaba. El base americano, los italianos tenían bases americanos porque sus pivots nacionales eran duros, muy duros: Meneghin y la dupla de Pesaro: Magnifico y Ario Costa.


Nosotros languidecíamos con Romay y Aldama en Barcelona 92. Yo vi jugar a Santi Aldama y Fontent es Patrick Ewing comparado con él. Santi Aldama es un mito, flaco, flaquísimo...el CAI con su cantera: Dani Álvarez, Hernández, Murcia...y más tarde los hermanos Angulo, Rogelio Legasa. Dani Álvarez estudiaba para Ingeniero. Un buen quinteto: Álvarez, Angulo, Hernández, Murcia y Aldama.

Me voy del tema. Porque he empezado hablando de Roma. De la Roma campeona de Europa, de la Roma donde jugó George Gervin, el puto hombre de hielo...jugó con mil años y luego jugó con mil y un años en Manresa.

Os acordáis de la Roma de los noventa, cuando Il Messagero di Roma. De eso no os habréis olvidado, ¿verdad? Había pasta, mucha pasta. Un año Danny Ferry, prometía, prometía mucho, pero era un niño mimado, su padre era jerifalte en el draft maldito de Sean Elliot, Pervis Ellison (dios, qué cruz, peor que Danny Manning) o Glen Rice. Ferry la lió, no quería jugar con los Clippers perdedores, con los Clippers del infierno. En ese Draft estaban Tim Hardaway (Don Nelson demostraba que al ataque se jugaba con tres bases...y Manute Bol cerrando la zona), estaba Dana Barros y Shawn Kemp (el animal Bannister del futuro, del instituto a la NBA, un comeniños) con los Sonics, BJ Amstrong en el trabajo sucio de los Bullos...y los Lakers, muy serios, dijero que Vlado Divac iba a sustituir a Karem...y lo hizo. En el Draft del 89 estaban Dyron Nix (que jugó en Málaga), Jeff Martin, que jugó en el CBZ del gordo Turner, estaba uno de los grandes, Dino Radja...acababa de ganar con la Jugoplastika su primera Copa de Europa. Manos grandes, Dino Radja...el reverso serio de Toni Kukoc. Talento.

Me he ido, Danny Ferry, niñato, niñato. Il Messagero las pone sobre la mesa y ficha a Ferry y al base de los Celtics Brian Shaw. Americanos de verdad, nada de saldos... en el CAI viniero Alexander Belostenny, más cerca de Tachenko que de Sabonis (y lo sabéis). Davis, era bueno, lo habíamos visto jugar en los Bucks...y luego llegó Pat Cummings, tenía un cromo de Pat Cummings jugando en los Clippers. Shaw y Ferry. Eran millones y millones de liras, la lira no valía nada, la lira era una broma, eran acciones de internet, eran mortadelos, eran fotocopias de liras y liras.

Al año siguiente, Dino, el gran Dino Radja y el mito, Michael Cooper, el suplente de Magic en los Lakers del Showtime Michael Cooper fibroso, con sus muñequeras, no olvidaréis nunca las muñequeras de Michael Cooper, eso eran muñequeras, como las de Robert Parish, muñequeras americanas, de verdad. Era serio el dinero del Mensajero de Roma. Y el último año del Mensajero llegó Mahorn, el bad boy maldito, el tipo que no fue protegido en el draft de expansión. ¿ A quién queréis, a Edwars o Mahorn? A Edwards, a Edwards...nuevo barrabás de bigotes mexicanos.

Amo a la Virtus de Roma porque nos hacía soñar, porque traía a jóvenes ricos sacados de libros de Brett Easton Ellis y a glorias pasadas, pasadísimas. Eran los noventa y todavía vivíamos en los ochenta. Amo a la Virtus de Roma y a las muñequeras de Michael Cooper.

Amo  las muñequeras de Michael Cooper y sus calcetines largos, larguísimos. Las medias blancas de Tillmon, que jugó en León, muy subidos, hasta la rodilla. Amo la camiseta blanca interior de Norris y la camiseta blanca interior de Waiters y las muñequeras de MacDoo en los Buffalo Braves y sus patillas y las muñequeras de Orlando Wooldrige y el doble cero y el doble cero de Robert Parish y las muñequeras de Robert Parish.

Amo la espalda de Larry Bird, destrozada, machacada. Amo a Gene Hackman diciendo: esto es Indiana. Amo a Clarence Kea con dos metros justos jugando en Orense y antes en la Roma.

Y los mil rebotes de Clarence Kea, los amo también.

La Virtus juega el próximo miércoles contra el CAI en el Felipe. Venid, amor, amor, amor. Y Roberto Premier.