jueves, 10 de octubre de 2013

Absténganse euroescépticos (por Ignacio Pinilla)

En estos tiempos de euroescepticismo y recursos limitados, jugar competición europea es un regalo para cualquier afición. Si además esa afición ha padecido la travesía en el desierto de los años de la LEB – esa fatídica década larga en que nos arrastramos por pabellones de pueblo soñando con volver a la alta competición- el regalo se torna en premio para aquel aficionado que, año tras año, recomponía su orgullo herido, pagaba religiosamente su abono y se convencía a sí mismo de que algún día regresarían aquellos tiempos en los que su equipo recuperaría sus sitio entre los grandes.


El pasado sábado se sortearon los grupos de Eurocup. Y la bolita del CAI estaba dentro del bombo. El sorteo no fue precisamente amable en nuestro debut. Habrán de verse las caras con dos equipos con planteles muy sólidos plagados de internacionales como son el Alba de Berlín y la Virtus de Roma. Sobre el papel, los nuestros tienen sobrado potencial para conseguir hacerse al menos con la tercera plaza que da derecho a jugar la siguiente ronda. Pero que nadie piense que va a ser fácil; los rivales aparentemente más débiles de nuestro grupo cuentan con temporeros americanos que saben muy bien cómo hacer su trabajo.



Nos tropezaremos viejos y no tan viejos conocidos de la ACB, como el pivot canadiense Levon Kendall que militó en el Obradoiro las tres pasadas temporadas convirtiéndose en uno de los dominadores de la ACB en su posición y que ha pasado a reforzar al Alba de Berlín de los internacionales alemanes Jagla y Schultze. O el excelso escolta americano de pasaporte polaco David Logan, gran conocido de la afición Baskonista que recala también en Berlín tras su paso por otros grandes de Europa como Panathinaikos y Maccabi. Otro americano que comparte pasaporte georgiano con nuestra nueva dupla interior y al que vimos vestir las elásticas blanca y verdinegra es Quinton Hosley recein aterrizado en el Pallacanestro para engrosar las filas de la Virtus junto al francotirador Jimmy Baron de pasado guipuzcoano reciente. EL BCM Gravelines Dunkerque cuenta con el musculo del exNBA “Kooba" Diawara, el talento del internacional francés Bokolo y el instinto reboteador del californiano Marcus Lewis del que dejó buen muestra a su paso por tierras murcianas.



El pasado Eurobasket celebrado en Eslovenia ha retrasado la incorporación de los nuevos fichajes del CAI. Lo que sumado a la lesión del americano Roll ha propiciado una pretemporada un tanto atípica en la que Abós no ha podido apenas contar con el conjunto completo hasta la pasada semana. La imagen que se ha dado en los últimos encuentros es de un aparente déficit de conjunción entre sus piezas que ha generado dudas al respecto del rendimiento a corto del equipo.


La clave del arranque pasará por lograr rápidamente la conjunción del equipo para afrontar la exigente fase previa con garantías de éxito – la competición arranca 15 de octubre frente al Belfius Mons Hainaut Belga - y conseguir hacer del Príncipe Felipe una plaza fuerte como en la pasada campaña nacional. No cabe duda que la afición contribuirá a tales fines alentando al equipo como acostumbra. Está por ver qué tal se aclimata la plantilla a jugar dos competiciones simultáneamente. Se ha conformado una plantilla larga incorporando jugadores con experiencia europea que ayuda a afrontar este hecho con optimismo e ilusión.


Estoy seguro que muchos sienten esta misma ilusión al afrontar esta nueve etapa europea. A buen seguro rememoran los tiempos del huevo, los Magee, Davis, Arcegas, Zapata, aquella final de Recopa del 91, la lluvia de objetos sobre el parquet; A Fassoulas sosteniendo los pedazos del trofeo destrozado por su afición; ese trofeo que cambiamos por salir con vida de Ginebra, para bochorno de la FIBA. Muchos recuerdan aquello y el cuerpo les pide un cruce con el PAOK para ajustar viejas cuentas. Ruiz Llorente, integrante aquella mítica plantilla y de la prometedora plantilla actual, a buen seguro querrá sacarse aquella espinita. Podría ser un bonito homenaje póstumo para el tío Manel Comas. El tiempo dirá si el azar reedita aquel mítico enfrentamiento, y hasta donde llegará este esperanzador CAI Zaragoza. Sospecho que el transito hasta alcanzar aquellas cotas no será precisamente un camino de rosas. Pero Zaragoza nunca se rinde.


Por Ignacio Pinilla

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