martes, 14 de enero de 2014

Naumoski: a las puertas de Estambul

He estado viendo la final del Open McDonalds del 90. Ya no se llaman Jugoplastika. Se llaman Pop 84, como un mal grupo de revival. Toni, la pantera rosa, y Zoran, con su porte de estibador de puerto. No hay suficiente Mediterráneo para todos.

Y aquellos Knicks (acortamos Knickerbockers, nunca lo olviden), con Mo Cheeks, viejo, muy viejo, Cheeks el hombre que reinó junto al Doctor J. Subiendo el balón y el hermano de Dominique y Oakley, que se marchó de los Bulls y nunca pudo probar el maná del 23. Y Ewing, claro, con las rodillas siempre reventadas, siembre en busca de hielo. Y el más grande, un tipo que parecía salido de un episodio del Saturday Night Live, el mítico Kiki Vandeweghe, con ese pelazo... Kiki no supo que había terminado la década, estoy seguro.

¿Es importante el Open MacDonalds?
Es importante que Perasovic, que había jugado 48 minutos para volver a humillar al Barcelona está agotado y con 21 años debuta Petar Naumoski. Y era bueno, espigado, blanco, como eran los jugadores de la cantera yugoslava antes de la guerra y los tatuajes.

Naumoski, él solo, el baloncesto control, mirando otra vez hacia el Mediterráneo, en las puertas de Estambul, macedonio, yugoslavo, un hombre sin patria, entre Grecia y Albania solo hay dialectos y pronto casquillos de bala. Se marchó al Efes Pilsen, cuando el baloncesto turco no era nada. Y amasó, amasó el balón, y usó la mecánica de tiro de Split, la de verdad, la de arriba y abajo.

En el año 1996 con el Milán (Stefanel) delante, el Stefanel de Tanjevic, con Bodiroga, Ferdiando Gentile o Fucka (jugando de tres con 2,13 de altura) y de segundo extranjero Rolando Blackman aquel pistolero exótico que maldijo a Mark Aguirre cuando lo dejó solo al frente de los Mavericks. Y amasaba el balón y yo era muy joven y lo veía por la televisión y el Efes Pilsen y los triples de Naumoski y el balón botado muy bajo, muy muy bajo.


Mañana juega el CAI contra el Besiktas. Hablo de Naumoski y hablo de Turquía.
Mañana vuelven las ilusiones. Porque volveremos a apretar los dientes.

En HD, como si fuéramos ricos. 

lunes, 18 de noviembre de 2013

Nate Davis, el extraterrestre‏ (por Víctor López)

Este sábado el viejo Pabellón de La Malata de Ferrol volvió a abrir sus puertas para ver baloncesto, para recordar lo importante que esa ciudad y ese pabellón fueron para este deporte. Hace unos años leí un artículo en El País que se titulaba “Ferrol, la ciudad perdedora”, es posible. Ferrol, de ser la tercera ciudad en población de Galicia ha pasado en 25 años a ser la séptima y sigue sin tocar fondo. Pero como siempre es un buen momento para la nostalgia y la reivindicación de los buenos tiempos mientras escribo esto me pongo la canción de Loquillo “Cuando fuimos los mejores”. Y si, Ferrol fue la mejor ciudad, y el OAR (Clesa) el mejor club, y lo fue gracias al baloncesto, y nosotros fuimos los mejores gracias a ese club, gracias a jugadores de aquí pero también a jugadores de fuera, y lo fuimos gracias a todos ellos, y lo fuimos gracias a Nate Davis.

Nate Davis el extraterrestre, Nate el jugador más cercano al público, Nate al que imitábamos con su suspensión prodigiosa, Nate el único. Cuando era pequeño Davis me parecía un apellido fantástico, me parecía EL APELLIDO, todos queríamos tener ese apellido y pensaba que en EEUU Davis era como aquí López, Pérez o Rodríguez. Nate lo tenía todo, el apellido yankee, raza negra, alero tirador, brincador, matador, anotador (si, no defendía nada, pero a quién le importaba eso…..).

Nate llegó a España de la mano del Akatuak sustituyendo a otro volador, otro fuera de serie como “helicóptero” Essie Hollis en el año 1979. Luego al Miñón Valladolid hasta 1982 (haciendo pareja-espectáculo con Carmelo Cabrera, por circunstancias de la vida yo iba con mis padres a Valladolid todos los años y lo vi jugar en aquel pequeño pabellón del Pisuerga) para recalar la temporada siguiente en el Obradoiro de Santiago. Y yo me preguntaba qué hacía en ese equipo, por qué no estaba en el nuestro, hasta que en la temporada 1983-84 llegó a Ferrol, y nos enamoramos de Nate. Pero antes de eso fue drafteado por Chicago Bulls, si, pudo llegar a ser compañero de Jordan, si, me lo imagino y me muero de emoción, Jordan y Davis juntos, un sueño,

Domingos a las 12 horas, Pabellón de Punta Arnela primero y La Malata después, Nate saltando, Nate ganando (qué duelos con Russel del Estudiantes, esos partidos eran como un dos para dos, Pinone canasta, Bill Collins canasta, Russel mate, Davis otro más potente, espectáculo). Pipas en el pabellón, fanta de naranja (ahora en el Príncipe Felipe y 30 años después sigo con el ritual de mis pipas y de mi fanta), familia, amigos, primeras miradas a las chicas, orgullo de equipo, de ciudad ganadora, de Nate.

La memoria me falla, no recuerdo bien el contrincante, pero en mis sueños de baloncesto siempre aparece aquella imagen de Nate, seguramente lo he idealizado con el paso del tiempo, seguramente no fue del todo así, seguramente mezclo imágenes de varios partidos, me da igual, quiero recordarlo de esta forma: Jugábamos la Copa Korac contra un equipo francés, o belga, no recuerdo bien repito, eran las eliminatorias directas, habíamos perdido por 5 en la ida, había que remontar. El partido de miércoles llenó La Malata. Partido igualado, quedaban pocos segundos y ganábamos de 4, Nate cogió rebote defensivo, quedan 5 segundos, sube la pista botando, el público se levanta, grita, corre Nate corre, y, de repente, cuando todos pensábamos que penetraría, se para en la línea de 3, se levanta….. no Nate no!!!!!, no tires de tres que llegaba con una de dos, falla!!!!!!

Medio segundo de desilusión……. hasta que de pronto, volando por encima de sus defensores, emergiendo de entre los mortales, Nate aparece, llega al rechace de su propio tiro y en el aire anota la canasta, ganamos de 6, clasificados, Nate gana, OAR-Clesa gana, Ferrol gana.

El sábado yo estaba a más de 800 kilómetros del homenaje a Nate y seguí por Twitter a amigos en el pabellón, vi fotos de gente con Nate, yo no tengo ni una foto con Nate, era tan cercano que siempre decía, ya me haré una…..pájaro en mano….. Un día Nate se rompió la clavícula y estuvo de baja mucho tiempo, compartía vestuario con un recién llegado, otro saltador, otra leyenda para Ferrol, Anicet Lavodrama, y Nate no volvió, a Rey muerto Rey puesto dicen. Pero para todos los aficionados ferrolanos que recordamos aquella época de nuestra ciudad, siempre, repito, siempre Nate Davis será el más grande. Y mientras espero un par de semanas a que se emita el programa de Informe Robinson dedicado al homenaje a Davis no pararé de escuchar “Cuando fuimos los mejores”, porque lo fuimos si, porque lo somos. 

martes, 12 de noviembre de 2013

Los cuatro días (por Octavio Gómez Milián)

de Dunkerke.

En Francia han paralizado el baloncesto. Una vez más, rebanaron a su aristocracia y encumbraron a emperadores caducos de ojos bizcos. No había más que Pau-Orthez y Limoges. Después, en un lustro, el Cholet. Dimos y recibimos. Rigaudeu, como un Bodiroga de primera hornada, base-escolta, todo en uno, besando el suelo por el que pasábamos. Pau y Orthez, dos ciudades y el Limoges de Malkovic, jugando a cincuenta, como Pesquera. Cincuenta lágrimas por cada ojo las que soltó Zdoc el día que la sangre llegaba a los Balcanes y no lo permitieron celebrar con sus compañeros la victoria de Yugoslavia.

Los eslovenos tuvieron suerte y escaparon de la masacre. Pero Zdoc lloró y perdió su oro. El oro de Zdoc. Y luego llegó Jim Bilba, que no llegaba a los dos metros. Y ganaron la Euroliga. El Pau-Orthez, el Limoges...el Cholet. A veces el Racing de Paris.

Pero han llegado hasta la Bastilla: Nanterre, Estrasburgo y Gravelines.
Nombres sin historia.
Napoleones, transitorios, gallos, gallitos.
Batum, te estoy vigilando.

Esta noche es decisiva.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Amor (II parte)

Amo  las muñequeras de Michael Cooper y sus calcetines largos, larguísimos. Las medias blancas de Tillmon, que jugó en León, muy subidos, hasta la rodilla. Amo la camiseta blanca interior de Norris y la camiseta blanca interior de Waiters y las muñequeras de MacDoo en los Buffalo Braves y sus patillas y las muñequeras de Orlando Wooldrige y el doble cero y el doble cero de Robert Parish y las muñequeras de Robert Parish. 
Amo la espalda de Larry Bird, destrozada, machacada. Amo a Gene Hackman diciendo: esto es Indiana. Amo a Clarence Kea con dos metros justos jugando en Orense y antes en la Roma. 
Y los mil rebotes de Clarence Kea, los amo también. 

Roma o las muñequeras de Michael Cooper por Octavio Gómez

¿Os acordáis de Roma? No recuerdo la final de la Copa de Europa, pero recuerdo que el patrocinador era el Banco di Roma. Larry Wright se llamaba. El base americano, los italianos tenían bases americanos porque sus pivots nacionales eran duros, muy duros: Meneghin y la dupla de Pesaro: Magnifico y Ario Costa.


Nosotros languidecíamos con Romay y Aldama en Barcelona 92. Yo vi jugar a Santi Aldama y Fontent es Patrick Ewing comparado con él. Santi Aldama es un mito, flaco, flaquísimo...el CAI con su cantera: Dani Álvarez, Hernández, Murcia...y más tarde los hermanos Angulo, Rogelio Legasa. Dani Álvarez estudiaba para Ingeniero. Un buen quinteto: Álvarez, Angulo, Hernández, Murcia y Aldama.

Me voy del tema. Porque he empezado hablando de Roma. De la Roma campeona de Europa, de la Roma donde jugó George Gervin, el puto hombre de hielo...jugó con mil años y luego jugó con mil y un años en Manresa.

Os acordáis de la Roma de los noventa, cuando Il Messagero di Roma. De eso no os habréis olvidado, ¿verdad? Había pasta, mucha pasta. Un año Danny Ferry, prometía, prometía mucho, pero era un niño mimado, su padre era jerifalte en el draft maldito de Sean Elliot, Pervis Ellison (dios, qué cruz, peor que Danny Manning) o Glen Rice. Ferry la lió, no quería jugar con los Clippers perdedores, con los Clippers del infierno. En ese Draft estaban Tim Hardaway (Don Nelson demostraba que al ataque se jugaba con tres bases...y Manute Bol cerrando la zona), estaba Dana Barros y Shawn Kemp (el animal Bannister del futuro, del instituto a la NBA, un comeniños) con los Sonics, BJ Amstrong en el trabajo sucio de los Bullos...y los Lakers, muy serios, dijero que Vlado Divac iba a sustituir a Karem...y lo hizo. En el Draft del 89 estaban Dyron Nix (que jugó en Málaga), Jeff Martin, que jugó en el CBZ del gordo Turner, estaba uno de los grandes, Dino Radja...acababa de ganar con la Jugoplastika su primera Copa de Europa. Manos grandes, Dino Radja...el reverso serio de Toni Kukoc. Talento.

Me he ido, Danny Ferry, niñato, niñato. Il Messagero las pone sobre la mesa y ficha a Ferry y al base de los Celtics Brian Shaw. Americanos de verdad, nada de saldos... en el CAI viniero Alexander Belostenny, más cerca de Tachenko que de Sabonis (y lo sabéis). Davis, era bueno, lo habíamos visto jugar en los Bucks...y luego llegó Pat Cummings, tenía un cromo de Pat Cummings jugando en los Clippers. Shaw y Ferry. Eran millones y millones de liras, la lira no valía nada, la lira era una broma, eran acciones de internet, eran mortadelos, eran fotocopias de liras y liras.

Al año siguiente, Dino, el gran Dino Radja y el mito, Michael Cooper, el suplente de Magic en los Lakers del Showtime Michael Cooper fibroso, con sus muñequeras, no olvidaréis nunca las muñequeras de Michael Cooper, eso eran muñequeras, como las de Robert Parish, muñequeras americanas, de verdad. Era serio el dinero del Mensajero de Roma. Y el último año del Mensajero llegó Mahorn, el bad boy maldito, el tipo que no fue protegido en el draft de expansión. ¿ A quién queréis, a Edwars o Mahorn? A Edwards, a Edwards...nuevo barrabás de bigotes mexicanos.

Amo a la Virtus de Roma porque nos hacía soñar, porque traía a jóvenes ricos sacados de libros de Brett Easton Ellis y a glorias pasadas, pasadísimas. Eran los noventa y todavía vivíamos en los ochenta. Amo a la Virtus de Roma y a las muñequeras de Michael Cooper.

Amo  las muñequeras de Michael Cooper y sus calcetines largos, larguísimos. Las medias blancas de Tillmon, que jugó en León, muy subidos, hasta la rodilla. Amo la camiseta blanca interior de Norris y la camiseta blanca interior de Waiters y las muñequeras de MacDoo en los Buffalo Braves y sus patillas y las muñequeras de Orlando Wooldrige y el doble cero y el doble cero de Robert Parish y las muñequeras de Robert Parish.

Amo la espalda de Larry Bird, destrozada, machacada. Amo a Gene Hackman diciendo: esto es Indiana. Amo a Clarence Kea con dos metros justos jugando en Orense y antes en la Roma.

Y los mil rebotes de Clarence Kea, los amo también.

La Virtus juega el próximo miércoles contra el CAI en el Felipe. Venid, amor, amor, amor. Y Roberto Premier.  

martes, 29 de octubre de 2013

Rock y basket

Muere Lou Reed unos días después de que el CAI pierda en Berlín. Un verano de finales de los noventa estuve de juerga con un jugador del CAI que acababan de cortar en la selección española de baloncesto. Era un tipo con narices, un talento puro. Estuvimos viendo un concierto en el Centro Cívico Delicias y terminamos en la King Kong.

Alemania como la gran mentira del baloncesto: Uwe Blab y Christian Welp, dos veinte o más. 1.5 puntos por partido, 0,7 rebotes...

A Fernando Martín le partió la nariz Kevin Duckworth en la liga de verano de los Portlan Trail Blazers. Diez días de contrato. Luego fue pivot titular de los Blazers supcampeones: Terry Porter, Clyde The Glyde Drexler, Jerome Kersey...y Duckworth. Kevin Duckworth murió hace cinco años, 44 años. Rockandroll en Portland. Y Drazen Petrovic. No nos olvidemos de Mozart, aunque no sea esto rockandroll. Buck Williams, Clifford Robinson... los Blazers de finales de los ochenta. Algunas noches sueño con Jerome Kersey, un segunda ronda del draft, eso me fascinaba.

Me fascinaba las sexta ronda del draft, los que sobreviven...los viejos perros de sonido filadelfia, sexta ronda del draft amigo, eso es mucha morralla delante. Moses Malone, con las manos en el barro, el gorila Dawkings, Gomelsky viviendo el sueño europeo en Tenerife.

Me acuerdo de la electricidad: al nueva era de Trecet vs el HipHop de Dr.Loncho.


Bélgica, Holanda y la Gran Bretaña, la gran mentira del baloncesto. Islancia, Finlandia, Suecia, tercera gran mentira del baloncesto. Los negros del baloncesto: di no al tercer americano. Se sientan en el suelo, rezo a Díaz Miguel. Os acordáis, antes del "angolazo"...se sentaron en el suelo, di no al tercer americano.


El día que perdimos contra China estaba con una chica. Era de noche, no era el día que perdimos contra China. Traté de besarla y me mandó a la mierda. Perdimos contra China, Lolo, me lo habías prometido. Johny Rogers tenía más suerte, besaba a chicas por las esquinas. Como Brad Branson, las chicas de Valencia tienen más gusto que otras con el baloncesto.

El norte como la gran mentira del baloncesto: Álava, Guipuzcoa, Bilbao. ¿De verdad? Davalillo y Aitor Zárate. Un tal Alonso, un 2.05 que era escolta. Todo mentira.


Los georgianos asustan. Vamos 2-1. Hay que liarla.  

por Octavio Gómez Milián

Ciudades en camiseta por J.Albericio&Javier Burguete (BalonZesto.net)

Es un nuevo concepto, una genialidad del marketing futuro, el modelo de comunicación más revolucionario: la promoción postmodernista de un territorio que reconoce que el turismo ha de ser uno de los vértices de su progreso.

Por todo eso, hemos prescindido del don de la palabra, del arte de la letra, de la certidumbre de la visibilidad, para depositar toda nuestra fe, y nunca resultó más apropiado el término, sobre una entelequia etimológica de ignotas consecuencias.

Sabemos que el club se llama Basket Zaragoza 2002, que sus rivales allende los mares lo conocen como el equipo de Zaragoza, Saragosse, Saragossa, Salduie, Caesar Augusta. Que uno de los patrocinadores estampa su “Zaragoza Deporte” en los bajos del pantalón, desde donde ruge un león rampante inaudible. Por eso mismo somos conscientes de que el punto que concentra todas las miradas durante un partido de baloncesto, es la camiseta de tirantes bajo la cual destacan los abultados e innumerables músculos de los gigantes, de los héroes mitológicos que buscan la canasta como destino único y vital, de los gladiadores que defienden con sus fundamentos y habilidades los colores que representan a un club y a una ciudad.
A finales de octubre de 2013 una noticia en Heraldo sobre los informes de la Cámara de Cuentas conquistaba nuestros corazones: “La Consejería de Presidencia (del Ayuntamiento de Zaragoza) dio bajo un contrato de patrocino 1,4 millones al CAI Basket en 2011, que la Cámara de Cuentas considera que podría “ocultar la existencia de una subvención concedida al margen de la ley”. En su informe, señala que no se puede verificar la existencia “de una real equivalencia entre las prestaciones hechas por ambas partes”. Indica que la memoria económica, sin fecha ni firma, no justifica el importe y que el CAI no ha cumplido sus compromisos. N.A.M.”. Ni aquel año, ni los siguientes, el nombre de Zaragoza volvió a aparecer como sostén del patrocinador principal del equipo, la CAI. Con anterioridad, hasta el primer año en que disputó la ACB, el rótulo de Zaragoza había identificado al club rojillo por las mejores pistas de la Segunda División (la LEB) y no solo por figurar en las camisetas de entrenamiento. Fue volver a la élite y dar comienzo ese desapego territorial…

No se trata de que el actual equipo de basket de Saraqusta luzca una tipografía tan identificativa como la que le imprimió José Luis Rubio en los años ochenta al antiguo CAI (que, todo sea dicho de paso, no pudo mantener en los sucesivos patrocinios de Banco Natwest y Amway). El tan odiado y tan admirado presidente del CBZ, que traía modelitos originales made in USA para su equipo fuera a la última, supervisaba personalmente la serigrafía del nombre de la ciudad; para él ese matiz era tan importante como fichar al mejor americano de turno. Nos conformamos, treinta años después, con las mayúsculas que decoran el escudo del equipo y que ya lustraron la equipación oficial.

Aragón y su nueva marca Á, sí ha sabido impregnar, a través de los convenios para la Promoción del Deporte y la Difusión de la Imagen de Aragón, de un sentido a la inversión pública que realiza. Y a día de hoy es la región la que se pasea letra a letra por Europa. Porque el CAI, en su primera temporada disputando una competición continental como la Eurocup, sigue luciendo el pecho vacío, y pudiendo erigirse como referente de una ciudad que está de moda (porque Zaragoza, en muchos ámbitos, está de moda), prefiere seguir siendo estandarte apátrida de un lugar que muchos califican como ciudad de baloncesto pero que irremediablemente necesita un sujeto para tan rimbombante frase.

Si contemplamos desde un punto de vista marketiniano el tema de las camisetas, podemos afirmar que los dos modelos puestos a la venta por el club esta temporada (recuerden, primera en la historia del club que se compite a nivel internacional) son idénticos, a excepción del logo de la competición continental, una medalla azul en la base de uno de los tirantes que sustituye a la enseña de la competición doméstica de la Liga Endesa. ¿Y si la diferenciación entre productos hubiera venido dada, aun con el mismo diseño repetido del año anterior, de la mano del nombre de la ciudad colocado en la parte frontal?

Los equipos de la NBA procrean alternate jerseys, recuperan modelos vintage y pronto darán al aficionado la oportunidad de llevar al parquet sus propios diseños para el equipo de sus amores. Allí están obligados a lucir en una de sus indumentarias el nombre de la ciudad (medida que bien podría aplicar la ACB si quiere alguna vez potenciar la venta de este tipo de productos). Pero el modo en el que la franquicia de los Nets organizó su traslado a Brooklyn (que es un ¡barrio! de Nueva York) y montó su estrategia de merchan, da una ligera idea de la importancia que tiene en la mejor liga del mundo la identificación del equipo con la ciudad en la que juega. Ya que, dicen, no volverán los tiempos en los que sean mayoría de jugadores zaragozanos los que se enfunden la camiseta del CAI para poder representar a Zaragoza jugando al baloncesto, consigamos una mayor vinculación imprimiendo el carácter y la sonoridad del nombre de nuestra ciudad a la camiseta de juego. Así que: #PongaZaragozaEnSuCamiseta antes de que, por cuestiones económicas, tenga que figurar Georgia como destino turístico de primer nivel, por poner un ejemplo.

Y dejemos a la ciudades en camiseta.

Jorge Albericio
Javier Burguete
Galería de Fernando Radigales (fotos)